La semana más imprevista de todas...
Como Maxime está de vacaciones con sus padres, su hermano y sobre todo novia, paso mi tiempo con mi tocayo. El, como yo, estamos al fin de nuestra estancia y queremos disfrutar lo más posible. Entonces, salimos pronto este domingo porque las olas son buenas para surfear. Coco viene con nosotros, alquilamos nuestras tablas y entramos en el mar alrededor de las nueve de la mañana. Una media hora más tarde, estamos disfrutando mucho y veo a Bez salir del agua. Me quedo dentro y algunos minutos después voy para ver lo que pasa porque no regresa. Voy por donde están los zapatos y no veo nadie, vuelvo y veo Bez en el arenal acostado con un desconocido encima de él.
No tomo tiempo para entender y empiezo a correr hasta él. Cerca, me dicen que Bez recibió un golpe con una tabla de surf y le duele el cuello. Hasta ahora, nada de grave. Un turista nos ayuda e intentamos poner a Bez de pie. De repente cuando está de pie se cae. Las cosas se ponen mal y llamamos a la Cruz-Roja para que sea revisado por un médico. Durante la hora y media que esperamos la ambulancia, Bez perdió la consciencia regularmente acostado sobre su tabla de surf. Por fin llamamos a otra ambulancia, privada, que vino muy rápidamente.
Como Maxime está de vacaciones con sus padres, su hermano y sobre todo novia, paso mi tiempo con mi tocayo. El, como yo, estamos al fin de nuestra estancia y queremos disfrutar lo más posible. Entonces, salimos pronto este domingo porque las olas son buenas para surfear. Coco viene con nosotros, alquilamos nuestras tablas y entramos en el mar alrededor de las nueve de la mañana. Una media hora más tarde, estamos disfrutando mucho y veo a Bez salir del agua. Me quedo dentro y algunos minutos después voy para ver lo que pasa porque no regresa. Voy por donde están los zapatos y no veo nadie, vuelvo y veo Bez en el arenal acostado con un desconocido encima de él.
No tomo tiempo para entender y empiezo a correr hasta él. Cerca, me dicen que Bez recibió un golpe con una tabla de surf y le duele el cuello. Hasta ahora, nada de grave. Un turista nos ayuda e intentamos poner a Bez de pie. De repente cuando está de pie se cae. Las cosas se ponen mal y llamamos a la Cruz-Roja para que sea revisado por un médico. Durante la hora y media que esperamos la ambulancia, Bez perdió la consciencia regularmente acostado sobre su tabla de surf. Por fin llamamos a otra ambulancia, privada, que vino muy rápidamente.
De
allí, nos vamos en emergencia al centro medical de Villareal que no está muy
lejos. El medico es claro, no hay elecciones, Bez tiene que ir lo antes posible
a San José hacer radio y exámenes. Tenemos el tiempo de recuperar algunas cosas
personales como su pasaporte, su tarjeta de seguro, un cambio y eso gracias a
la ayuda de mi hermana-tica, Susana y Coco. Después de una llamada con el
seguro, el personal de la ambulancia nos confirma que un helicóptero está
llegando y que un acompañante tiene que ir. Como tengo el mejor nivel de
español y de francés… ¡voy!
Una hora más tarde, estamos
en el aeropuerto de Tamarindo y el helicóptero llega. Coco y yo ayudamos al
traslado y subo al lado de la médica… ¡bastante guapa! Desgraciadamente, Bez no
puede disfrutar tanto de la médica y tampoco del vuelo así que hago foto
esperando darle un pequeño suvenir después de su mal sueño. El piloto nos dice
que como volamos con vientos contrarios, necesitaremos más tiempo. Ósea que
llegaremos dentro de cincuenta y cinco minutos contra treinta y cinco
normalmente… ¡¡en coche son cinco o seis horas!!
En este punto de la historia, quiero
aclarar una cosa: Desde la (primera) ambulancia hasta el fin que veremos más
tarde, hablo únicamente en español con todas las personas que encuentro. Mi
tocayo, él, lo intenta también pero es mucho más difícil hablar otro idioma
cuando tiene tanto dolor y que está “drogado”.
Aterrizamos directamente sobre el
aparcamiento del Hospital Clínica Bíblica (HCB) esperados por un equipo médico
y algunos paparazis (el helicóptero, es como en Francia, un evento) y nos vamos
rápidamente a urgencias. Otra médica se encarga de hacer los primeros exámenes
y yo voy al servicio de admisión para completar los documentos. Nos tengo todos
los datos pero suficientes. Un punto importante, al momento presente, hace ya
seis horas que mi pequeño protegido está acostado en una tabla rígida (tabla de
surf y otras camillas) sin poder mover nada para no movilizar sus miembros.
Todo pasa bien, tenemos que esperar un poco la confirmación de pago del seguro
y podrá hacer lo otros exámenes.
“Un poco”… Es lo que pensamos… “Un poco”
¿tico? No, por supuesto, el seguro es alemán. “Un poco” ¿alemán? Eso significa
casi nada, como… no sé… una hora, ¿no? ¡No! No es una hora, ni tampoco son tres
horas, ¡¡¡¡¡¡¡son SEIS horas más que
tenemos que esperar!!!!!! Van a decirme que puede ser normal en un hospital…
pero es un hospital privado, ¡de lujos! Y no esperamos por el hospital, sí que esperamos por el seguro. ¿Y sabéis
porque? Porque el seguro está buscando un médico en Alemania para confirmar los
datos de la doctora y si hay que pagar o no. ¿Y eso? ¡¡A las TRES de la
MADRUGADA allí!! ¿Penséis que hay muchos médicos despiertos un lunes a las tres
de la madrugada? Lo más “divertido” es que el hospital tiene una política
especial relacionado con el tiempo de espera: Un paciente no puede esperar más
de seis horas, después tiene que pagar el resto y seguir el tratamiento o pagar
los exámenes hechos e irse. ¿Cómo podemos irnos mientras Bez no puede mover y
tiene que quedarse acostado sobre su tabla dura? Buena pregunta a la cual
alguien contesta: “Tomar una ambulancia publica gratis y hacer vueltas en el
barrio o buscar otro hospital”… Cómico, ¿no? Lo podría ser… pero a Bez sigue
doliéndole y ahora ¡tanto la espalda como el cuello! Por fin necesitaremos otra
vez la gran ayuda de la escuela y de su director que llama al seguro y le
amenaza si no hacen nada… De repente, recibimos el correo electrónico de
confirmación y cinco minutos después el staff viene a buscar a mi tocayo para
hacer los exámenes esperados…
Diez minutos más tarde, regresa del “TAC”
(equivalente al “IRM” de Francia) y puede subir a su habitación. Con la ayuda
de la doctora y después de TRECE horas, puede por fin ir a una cama sin esta
tabla de tortura. Ya es muy tarde y estamos muertos de sueños. A mi tocayo le
duele bastante así que recibe una inyección para tranquilizarle, voy a ducharme
y está durmiendo cuando regreso. Este día ha sido terrible, ¡espero que el
siguiente sea mejor!
Durante los días siguientes, Bez mejora
bien. Los exámenes salen bien, no hay nada, ni un hueso quebrado, ni problema
en el cerebro, ni nada. Poco a poco, recupera su autonomía pero sigue con mucho
dolor y necesita tres días para caminar no sin ayuda (relacionando con un muy
mal equilibro). El martes treinta de diciembre, una enfermera me explica que,
tal vez, su falta de equilibro pueda seguir durante meses… Buena notica de un lado,
mala del otro… ¡La vida es dura! Para él, que sabrá eso días después, o para mí,
tenemos momentos alegres y otros difíciles. En este momento, él quería solo una
cosa: salir el treinta y uno para estar en Tamarindo por la noche del año
nuevo. Yo no lo creo pero… El último día del año, Bez está muy contento de
poder demostrar al médico jefe que puede caminar y hacer todos los ejercicios
entonces, sí, ¡podemos salir!
¿Y qué? Son las cuatro de la tarde y el
señor enfermo no puede tomar coche para regresar. ¿Ambulancia por ochocientos
dólares o noche vieja en San José y vuelvo el primero por medio día por menos de
cuatrocientos dólares? Lo habéis entendido, no pasamos la noche en Tamarindo,
con lo otros, en la playa… Vamos al hotel y descansamos y esperamos a un staff
de la escuela que está con nosotros desde hace algunos días para salir a la
medianoche. A las dos de la madrugada, me despierto: Ya, es 2014, no vi nada.
Estoy enfadado y me duermo de nuevo. A las seis y media, despierto a Bez para
darle su medicamento y me saluda con un “Feliz año nuevo” un poco irónico… :p
No podemos llamar nadie, la red está
saturada… Nos vamos del hotel y, tomando nuestro tiempo, caminamos por la calle
turística, vemos el Museo Nacional (cerrado el primero de enero…), paramos
regularmente para que Bez descanse, escuchamos lecturas bíblicas durante una
misa en la Catedral de San José y tomamos el bus público para llegar al
aeropuerto. Él está cansado, las vibraciones del bus le duelen mucho y tengo
que mantener su cabeza. En el aeropuerto, todo está bien, puedo pasar la
migración con únicamente la copia de mi pasaporte, adelantamos a todo los demás
porque Bez está enfermo y podemos descansar un poco. Hot dog, medicamentos,
agua y hielo en el cuello y estamos listo para subir dentro del pequeño avión
de NatureAir.
El avión es muy mono y estamos muy pocos adentro.
El despegue es un poco doloroso pero rápidamente Bez se duerme. Antes de
llegar, le despierto para que disfrute un poco de la vista: sobrevolamos
Tamarindo haciendo una vuelta sobre el mar con vista maravillosa… ¡Tenía que
verla! El aterrizaje no es tan malo y el taxi que encontramos tampoco. Volvemos
a Santa Roza muy despacio (veinte kilómetros por hora, no más) y por fin él regresa
a casa, con su familia y su cama.
¡¡Qué aventura!! En este miércoles,
podemos relajarnos y disfrutar del fin del día. Yo vuelvo a casa y cuento esta
mala aventura a mi familia. Susanna estaba muy preocupada.
El día jueves, tomo el bus para la escuela
y estoy saturado de preguntas de todos los estudiantes. Todos saben que algo
pasó pero no tienen los datos correctos. Al llegar a la escuela, voy por donde
está la directora académica y le confirmo que todo está bien ahora. Nos falta
únicamente una cosita que le gustaría mucho a mi tocayo: Venir a dormir en la
residencia para volver a clase lo antes posible. La persona encarga de eso
busca una solución y me confirma que sí es posible. Muy rápidamente, el chófer
de la escuela y yo vamos a buscar a mi protegido. En camino, sacamos partido
para recoger a otros alumnos que querían tomar el bus público. La familia de Bez
no dice nada pero no piensa tampoco que es una buena idea. Por lo tanto,
quedarse en cama durante tres o cuatros días sin ver a nadie ni internet,
¡puedo entender que sea muy aburrido!
Muy despacio, llegamos a la escuela y el pequeño
héroe hace su entrada… ¡conmigo para no caerse! Todavía, su equilibro no es
perfecto y me da miedo verle caminar en zigzag. Por lo tanto, tengo que dejarle
vivir su vida y hacer lo que él quiere. De mi lado, tengo clase y él puede, por
fin, llamar a su novia para tranquilizarla.
La semana fue muy cansada y me alegro de
volver a Tamarindo, descansar en la piscina, en la playa o en casa. Tengo que
decir que, sí era difícil y cansado, pero era una experiencia muy interesante.
Además, mi tocayo me regaló un tour en helicóptero y otro en mini-avión, eso no
es nada :p
PD: Olvidé deciros que al salir del
hospital tenemos la buena sorpresa que el seguro no envió la extensión del pago
y que Bez tiene que pagar casi dos mil dólares de médico...