samedi 11 janvier 2014

El_neptúnico ... el fin del Costa-Rica :'(

Después de muchas aventuras… ¡¡Otras aventuras!!

En este sábado once de diciembre de dos-mil-catorce, tantas cosas pasan que no sé si recuerdo de todo. Hay que decir también que mi día empieza a las dos de la madrugada para acabarse a la una, el domingo. Voy a intentar de hacer lo de manera cronológica:

A las dos de la madrugada, tengo que tomar un taxi para quedar con Emmanuel e ir a Tamarindo. Tenía el plan que la chicas regresarían pero no y tengo que ir a buscar lo yo mismo. Salgo por la última vez de la casa de Sandra, con todas mi cosas y voy para en centro del pueblo. Tengo un ejército de perro tocando una música de ánimo durante todo el largo camino.

A las dos y media, estoy esperando mí taxi cuando un muchacho se acerca. “¡Yuronokiu!”, me dice. ¿Qué? “¡Tu teléfono o te mato!” Ah… Más claro ya pero hago el tonto y le hace decirlo en inglés y español unas veces hasta que un taxi llegue, que levante la mano para pararlo y que me sube a dentro pidiéndole de no tardar. En el taxi me pregunto si es que tengo tanta suerte que un taxi pasa a este momento y si el muchacho es tan tonto que no vio que un taxista estaba cerca. Al final, ¡estoy vivo y tengo mi teléfono!

A las tres menos algo, llegamos a Tamarindo con Emmanuel que recuperé en camino y paramos en frente de la disco para saludar a estudiantes de la escuela, incluyendo mis hermanas, más mi mama-tica. Mucha emoción…

A las tres y media, estamos en el bus, la maleta a bajo e intentamos dormir un rato. De repente que el sueño me tomo, el controlador me pide mi billete (que me dio poco tiempo antes). No podré dormir más del viaje…

A las diez de la mañana, llegamos por fin al aeropuerto de San José y bajamos para dejar mi maleta en un hotel antes de ir a visitar a Bez. ¿Mi maleta? Sí, es la que está todavía en el bus… ¡que se está yéndo! Rápidamente, tomamos un taxi y en chófer da (casi) todo lo que puedo para adelantarlo a fin de que recuperemos mi maleta. Maleta que dejamos al hotel, como planeado. Taxi que conservamos hasta el hospital, aunque no planeado.

A las once, puedo por fin ver de nuevo a mi protegido y conocer a su padre de verdad. Le doy diferentes regalos como su champú olvidado, su mochila (que yo le había robado), dulces y su libro de B2 que nunca recibió porque no quería (:p) venir a clase. El regalo lo más importante llega unos segundos después, al fin de su cigarro, con la presencia de Emmanuel.

A las once y diez, por supuesto, la persona que le hace hacer su rehabilitación viene y hago una visita del edificio con Emmanuel durante este tiempo. Luego, comemos todos juntos y disfrutamos del tiempo.

A la una, ya, tengo que irme y dejar otra vez a mi tocayo en este hospital. Voy por donde está la parada de bus, tomo el mío, y llego al aeropuerto a tiempo. A tiempo pero no tanto porque es domingo y no estoy el único que viaje. Paso los controles de seguridad con mucha prisa y corro hasta la puerta de embarque. Pocos minutos después, subimos a bordo y…


A las tres de la tarde, despego para… “tin-tin-tin”… ¡¡¡MEXICO!!!

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